Supongo que nuestro bisabuelo Juan Arias Torres dirigió esta carta a Basilisa Olalla, la madre de la que luego llegó a ser su esposa. Yo tengo lo que creo fue un borrador.Carta de Juan Arias Torres a Basilisa Olalla

Sra. Doña B. O. (se refiere a Basilisa Olalla)

Muy Sra. mía y de toda mi consideración: Es tan grave y de tal importancia el asunto de que me voy a permitir hablar a Vd. que para que pueda en algún modo apreciarle, me circunscribiré a decir a Vd. están en él interesados la suerte y el porvenir de su queridísima hija Encarnación, objeto para Vd. en el que se refleja todo su cariño, toda su ternura y el vivísimo e intenso deseo de que el Todopoderoso le conceda admirar a aquella dichosa y feliz.Privado yo por desgracia de la sombra y protección de un padre (su padre fue Rodrigo Arias que no era el Rodrigo Arias de la generación del abuelo Juan Manuel sino su abuelo paterno que casó con Rita Torres) que me prodigaba una ternura sin límites, y si bien, gracias infinitas al ser supremo, gozo aun del inmenso beneficio de (los encantos de la maternidad que con su voz dulce cariñosa y tierna alivia mis penas y derrama en mi corazón sensaciones gratísimas y dulces recuerdos). Esta frase entre paréntesis está tachada en el borrador. conservar a mi anciana y querida madre, mis circunstancias particulares, mi edad y mi posición social me imponen el deber de contraer estado.Las bellísimas cualidades tanto físicas como morales que adornan a su carísima hija Encarnación, su carácter dulce y simpático, sus virtuosas inclinaciones, la esmerada educación que ha recibido y el cultivado talento que la distingue, son circunstancias que yo siempre he admirado y he tenido muy presentes en esta ocasión al decidirme a solicitar de Vd. me permita unir mi suerte a la de un ser para Vd. tan querido, si a él yo fuese aceptable, persuadido como estoy que sólo ellas podrán labrar mi dicha, mi ventura y mi felicidad. En cuanto a los títulos con que cuento para asegurar el porvenir de su querida hija, creo ocioso, si mi delicadeza me lo permitiera, hacer de ellos mención conociéndome como Vd. me conoce, limitándome por consiguiente a manifestar a Vd. cuán afortunado me contemplara si su fallo me fuera propicio, pero cualquiera que él fuere, viva Vd. persuadida de que en nada alteraría la seguridad del afecto, la profunda consideración y la sincera amistad de este su atento y respetuoso servidor q. b. s. p.

J. A. (Juan Arias Torres)

Deliciosa, ¿verdad?.

JMA

Esta es una carta de Indalecio Ramos Segade (nuestro bisabuelo), el padre de María Ramos nuestra abuela, a Encarnación Gómez Olalla (nuestra bisabuela), la madre de Juan Manuel Arias nuestro abuelo, en la que ambos se dan por enterados de las relaciones que hay entre sus hijos

Palenzuela 8 de enero de 1893Muy Sra. Mía: Recibí su atenta carta colmada de atenciones que estamos muy lejos de merecer pues las diferencias que pudiera haber tenido con su hijo han obedecido al carácter de compañero unido a los buenos recuerdos que de Vd. conserbaba, así es que por este lado no he hecho otra cosa que cumplir un deber social.He tenido noticia de las relaciones que ... (hay una palabra que no se entiende pero que bien podría ser existen) entre su hija Maria y Juan Manuel desde el primer momento, pues tengo una hija que jamás ha tenido secretos para sus padres, y como Vd. dice perfectamente, después de las reflexiones que son propias de un padre a sus hijos, no nos resta otra cosa que dejar hagan su voluntad, que es la mía también, tanto más porque estoy persuadido que después de la claridad con que yo he hablado a su hijo de Vd. sólo el cariño es el móvil de tal resolución, de modo que dando a esto el valor que encierra considero tienen muchísimo camino andado para ser felices en lo que cabe aquí abajo.Creo que con lo dicho queda contestada su carta en el punto culminante que encierra.Agradeciendo los afectuosos recuerdos de sus hijos que devolvemos, recíbalos de mi señora e hijas, igualmente de María, queda a sus pies s. s.

Indalecio Ramos