Por supuesto que no son mías.
Una, de nuestro tio José Arias Ramos.
Tenía un amigo de Valladolid que había seguido, en su carrera de Derecho, el camino de los Fiscales, y ya siendo tio Pepe Magistrado del Supremo celebraron, en la fecha de la poesía, el ascenso de Tablares a Fiscal General del Supremo. Eran muy amigos y nuestro tio le regaló este gracioso brindis:
Brindis en “al”
Tablares, aquel chaval
Tan amigo y tan cabal
-a quien Mendoza, el genial,
le asustó un poco en Penal-
en su carrera fiscal,
ha llegado a General.
Un puesto que es el final
De un recorrido triunfal,
y que es mejor que el de Gual,
pues a Villalví el caudal
del Tamarguillo desleal
le perturba en su sitial,
sin que en cambio, ni el jornal
ni el cupón de la Industrial
se le mueven al Fiscal
ni con la “Grúa Pardal”.
Y ¿qué decir, ¡voto a tal!
de este Médico naval
que aunque de escaso puntal
encierra entre su frontal
su combado occipital
y un y otro parietal
tanta Ciencia medical?
que ahora, en vez de Penal
hablemos de lo renal,
del paquete intestinal
o de don León del Corral,
tal hecho diferencial
no modifica el raudal
de la emoción fraternal
y por ello no está mal
que a uno y otro, en el local
que para ello es habitual,
con vino, como es usual
y… ¡ay! … con agua mineral,
pues también es natural
que al hígado carcamal
de algún viejo comensal
le caiga el vino fatal
Mas con glucosa anormal
o con tensión desigual
es muy alta la moral
de este equipo colosal
que Solache, tan puntual,
reune en junta mensual;
y así todos por igual
brindamos por el Fiscal
que ha llegado a General
y por el re-General
de Medicina Naval.
Pepe Arias
Madrid, 11 de enero de 1962
La otra es de mi sobrino Javier Arias Varona, y es como sigue:
A fuer de ser original
te respondo en ¿verso?
Estaba yo en mi despacho
de estudiar tratando en vano,
y díjeme, ¡Oh, el correo!
Presto acudí al programa
donde almaceno a puñados,
electrónicas epístolas
con archivos asociados.
Temblando estaban mis dedos,
al ejecutarse el programa,
¡tendré nuevas misivas?
nervioso me preguntaba.
Y hete aquí que al abrirlo
descubro con interés,
que no es una sola carta
la recibida, sino tres.
Pero dudo la identidad
de los remitentes esos
que epístolas remitieron
al buzón de la Universidad.
Preguntóme, en particular
¿Quién es aquel que me escribe
acompañando una foto
de ese lugar casi riojano
que tiene nobles bodegas,
viñas, frutas y hortelanos,
que está cerca de Fitero,
su río se llama Alhama
y tiene una calle mi abuelo?
Tate, mi tío Juan Manuel
que de la campa ha llegado
y al sentarse en su despacho
una idea le asaltó,
¿Recuerdo a ese muchacho
que hace tiempo me escribió?
¿Yo le respondí? Sí
¿El me respondió? No
Venganza cumplida tomaste,
tío mío, qué educado:
no solo respondes antes,
además mandas regalo.
No tengas preocupaciones,
no te salgan sarpullidos,
que no son mis intenciones
abandonar el correo.
Simplemente es que me paso
sin mirarlo días enteros,
con lo cual no es que no quiera
responder, es que no puedo.
Compensar intento en serio
mi retraso inexcusable,
contestándote en romance.
¿O son sonetos acaso?
que tiempo ha que olvidé
métricas, rimas y versos.
Lejos está en la memoria
lo que aprendí en el colegio,
sólo me queda ahora
el derecho, que es de viejos.
En fin, aunque peque de grosero,
ya sin más te voy dejando
pues no puedo evitar decirte
que me largo al excusado.
Javier Arias
Madrid, 29 de abríl de 1998
miércoles, diciembre 06, 2006
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